Mamantuca, una sonrisa que irradia en Bellavista
Su sencillez, carisma y optimismo por la vida, reflejan la fortaleza y sublimidad femenina. Un breve suspiro la lleva a memorar parte de su pasado al recordar sus 16 años, cuando dejó su tierra natal Daule por las islas Galápagos, para seguir a su pareja, un ciudadano ambateño que se desempeñaba como sastre.
Unas pocas familias habitaban en medio del verde poblado donde hoy se asienta la parroquia Bellavista en la isla Santa Cruz, entre ellos recuerda a la familia Uribe, Cando Mariño, entre otras. A sus 68 años de edad Antonia Plúas Plúas, quien procreó cuatro hijos, es cariñosamente conocida como la Mamantuca y evidentemente se mantiene firme y entusiasta por la vida.
Es común verla por las tardes en su vivienda entre el humo que desprende de un pequeño horno y el deleite de sabores y aromas de las tripitas misqui, asado de pollo y más deliciosas picaditas, acompñadas de una exquisita taza de café.
La Mamantuca goza del aprecio de las personas del lugar, ganándose la admiración y cariño de quienes tienen la oportunidad de tomar contacto con ello y disfrutar de una sincera sonrisa y cálida atención. (Este es un homenaje a los seres anónimos de gran valor, que con su pequeño o gran esfuerzo aportan a nuestra sociedad)
Unas pocas familias habitaban en medio del verde poblado donde hoy se asienta la parroquia Bellavista en la isla Santa Cruz, entre ellos recuerda a la familia Uribe, Cando Mariño, entre otras. A sus 68 años de edad Antonia Plúas Plúas, quien procreó cuatro hijos, es cariñosamente conocida como la Mamantuca y evidentemente se mantiene firme y entusiasta por la vida.
Es común verla por las tardes en su vivienda entre el humo que desprende de un pequeño horno y el deleite de sabores y aromas de las tripitas misqui, asado de pollo y más deliciosas picaditas, acompñadas de una exquisita taza de café.
La Mamantuca goza del aprecio de las personas del lugar, ganándose la admiración y cariño de quienes tienen la oportunidad de tomar contacto con ello y disfrutar de una sincera sonrisa y cálida atención. (Este es un homenaje a los seres anónimos de gran valor, que con su pequeño o gran esfuerzo aportan a nuestra sociedad)
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