Reflexiona antes de volver a tropezar
No hay nada mas arriesgado que volver a confiar en quien alguna vez te engañó. Nada mas absurdo que aterrizar en brazos de quien una vez te dejó caer al abismo, y nada mas incomprensible que pretender darle valor a quien una vez te ignoró.
Es verdad que errar es de humanos, pero para quienes viven en la constante mentira, en el silencio de sus vanidades y no saben valorar siempre vuelven a caer en los mismos errores, como el vicio que los empuja en su propia esencia.
Muchas veces los seres buenos son cautivos de quienes aseguran un falso arrepentimento, y hay que ser lo suficientemente fuerte para salir de todo ese torbellino de manipulaciones, caprichos y egoismos.
La situacion se vuelve aun mas compleja cuando albergamos sentimientos de aparente amor matizado por la costumbre o espejos de culpabilidad que lejos de incidir en el valor de nuestra autoestima, nos convierte simplemente en seres vulnerables.
Solo alguna vez entendi que es mejor dar la espalda a todo lo que te lastima y apartarte definitivamente de las situaciones que alguna vez te hicieron daño. Hay que tener verdadera fortaleza para volar y liberarte de todo aquello a lo que innecesariamente le buscamos explicaciones y al final volvemos la mirada atrás y lo único que queda es el
arrepentimiento del tiempo perdido intentando reconstruir aquello donde siempre quedarán fisuras.
Aferrarnos a lo contrario al libre albedrío nos ancla en vanas esperanzas, al final esperamos que la otra persona cambie cuando de manera inteligente quienes debemos de cambiar somos nosotros mismos, abriéndonos a una nueva oportunidad que nos brinda la vida, albergando nuevas esperanzas y con el afán de atrevernos a caminar sin miedo hacia un nuevo horizonte.
La vida continúa, el tiempo no da marcha atrás, levántate y sigue altivo(a) siendo tú y brillando con el nuevo amanecer de cada día. No esperes llegar a una edad en la que tengas que lamentar por lo que has perdido, insistiendo neciamente en lo que creiste que alguna vez te perteneció. Lo que te pertenece por el contrario te llena, te hace grande, te enaltece y te hace digno ante los demás.
Debemos aprender a despojarnos de lo que equivocadamente sentimos para saber tomar decisiones y saber discenir entre quienes no se sinceran en su afán de calcular un sinfin de aventuras para cuando no les resulta recurrir a un falso perdón ante su último recurso.
La dignidad no debe estar a merced del juego del mejor postor en el amor entre dos personas, donde por sobretodas las cosas debe prevalecer la confianza, amor y respeto en sentido de reciprocidad.
Es verdad que errar es de humanos, pero para quienes viven en la constante mentira, en el silencio de sus vanidades y no saben valorar siempre vuelven a caer en los mismos errores, como el vicio que los empuja en su propia esencia.
Muchas veces los seres buenos son cautivos de quienes aseguran un falso arrepentimento, y hay que ser lo suficientemente fuerte para salir de todo ese torbellino de manipulaciones, caprichos y egoismos.
La situacion se vuelve aun mas compleja cuando albergamos sentimientos de aparente amor matizado por la costumbre o espejos de culpabilidad que lejos de incidir en el valor de nuestra autoestima, nos convierte simplemente en seres vulnerables.
Solo alguna vez entendi que es mejor dar la espalda a todo lo que te lastima y apartarte definitivamente de las situaciones que alguna vez te hicieron daño. Hay que tener verdadera fortaleza para volar y liberarte de todo aquello a lo que innecesariamente le buscamos explicaciones y al final volvemos la mirada atrás y lo único que queda es el
arrepentimiento del tiempo perdido intentando reconstruir aquello donde siempre quedarán fisuras.
Aferrarnos a lo contrario al libre albedrío nos ancla en vanas esperanzas, al final esperamos que la otra persona cambie cuando de manera inteligente quienes debemos de cambiar somos nosotros mismos, abriéndonos a una nueva oportunidad que nos brinda la vida, albergando nuevas esperanzas y con el afán de atrevernos a caminar sin miedo hacia un nuevo horizonte.
La vida continúa, el tiempo no da marcha atrás, levántate y sigue altivo(a) siendo tú y brillando con el nuevo amanecer de cada día. No esperes llegar a una edad en la que tengas que lamentar por lo que has perdido, insistiendo neciamente en lo que creiste que alguna vez te perteneció. Lo que te pertenece por el contrario te llena, te hace grande, te enaltece y te hace digno ante los demás.
Debemos aprender a despojarnos de lo que equivocadamente sentimos para saber tomar decisiones y saber discenir entre quienes no se sinceran en su afán de calcular un sinfin de aventuras para cuando no les resulta recurrir a un falso perdón ante su último recurso.
La dignidad no debe estar a merced del juego del mejor postor en el amor entre dos personas, donde por sobretodas las cosas debe prevalecer la confianza, amor y respeto en sentido de reciprocidad.
2 comentarios
Estrellita Valdez -
Cada quien tiene en sus manos el destino que quiere elegir: o llevar una vida empañada de dudas y mentiras o continuar hacia una nueva oportunidad.
Me gusta mucho este articulo, yo me divorcie hace algunos años y aunque no fe mi pareja la que fallo sino yo, creo que era mejor para los dos. Nunca tuve la fortaleza de admitir ante el que me habia enamorado de otra persona.
La otra persona tampoco se quedó conmigo, ahora soy feliz porque el tiene a su lado a alguien que realmente lo ama y yo disfruto de viajar y conocer nueva gente.
Tomas Reinoso -
Si el amor es de reciprocidad, confianza y respeto, y eso solo lo puede dar una persona libre en todo sentido de la palabra.
Yo añadiría otra cosa, en esta época nadie tiene cadenas, todos tenemos la llave de la felicidad en nuestras manos, y si no nos liberamos, es que en realidad no nos sentimos presos.
La vida es vida, cada uno tiene su receta para la felicidad, muchas historias que parecen destruídas se rehacen en el perdón y en el amor.
La vida nos da una paleta de colores, con la que cada quien pinta su propia historia, y paga las consecuencias de sus propios errores, y allí está la virtud, asumir con valentía las consecuencias de las elecciones buenas o malas, y esa es la diferencia entre unos y otros, hay quienes asumimos con entereza y otros cobardes que culpan a los demás de sus debilidades.