Dolly Mantilla encontró en Socabón su mundo
@AdrianaMezaV
Contactar con un manabita Residente en Galápagos o en cualquier lugar del mundo es renacer en las costumbres y tradiciones que nos hacen revivir la esencia del manabitismo.
En esta oportunidad tuvimos la oportunidad de compartir con Dolly Yolanda Mantilla Moreira, oriunda del Cantón Chone, quien llegó en 1984 a la isla San Cristóbal y se radicó aquí tras comprarse una finca en el recinto Socabón de la parroquia El Progreso.
Años antes, su esposo Hermes Erráez Jaramillo, lojano, a quien había conocido en Santo Domingo de Los Colorados, llegó a ésta isla como pastor de la iglesia Luz y Vida. Encontrando en la parte alta de la isla San Cristóbal, un sitio ideal para radicarse y asentar su hogar, procreando ocho hijos.
La vida para Dolly transcurre en un ambiente de tranquilidad, produciendo en el campo, rodeada de abundante vegetación, disfrutando de la compañía de sus mascotas, pero lo más importante renaciendo en lo cotidiano con cada accionar, en su identidad manabita.
Porque en cualquier lugar del mundo siempre habrá un corazón manabita haciendo resurgir el manbitismo(Por: @AdrianaMezaV-insulargalapagos.blogia con).
Contactar con un manabita Residente en Galápagos o en cualquier lugar del mundo es renacer en las costumbres y tradiciones que nos hacen revivir la esencia del manabitismo.
En esta oportunidad tuvimos la oportunidad de compartir con Dolly Yolanda Mantilla Moreira, oriunda del Cantón Chone, quien llegó en 1984 a la isla San Cristóbal y se radicó aquí tras comprarse una finca en el recinto Socabón de la parroquia El Progreso.
Años antes, su esposo Hermes Erráez Jaramillo, lojano, a quien había conocido en Santo Domingo de Los Colorados, llegó a ésta isla como pastor de la iglesia Luz y Vida. Encontrando en la parte alta de la isla San Cristóbal, un sitio ideal para radicarse y asentar su hogar, procreando ocho hijos.
La vida para Dolly transcurre en un ambiente de tranquilidad, produciendo en el campo, rodeada de abundante vegetación, disfrutando de la compañía de sus mascotas, pero lo más importante renaciendo en lo cotidiano con cada accionar, en su identidad manabita.
Porque en cualquier lugar del mundo siempre habrá un corazón manabita haciendo resurgir el manbitismo(Por: @AdrianaMezaV-insulargalapagos.blogia con).
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