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Islas Galápagos-Ecuador

El discurso político en el mes de la no violencia

Por: Adriana Meza

Resulta paradójico que mientras se unen fuerzas interinstitucionales en Galápagos para generar un cambio de actitud frente a la violencia, en noviembre denominado como “Mes de la no violencia”, surge el confrontador discurso político en medio de una comunidad ávida de mejores días.

Las concepciones políticas o pensamiento políticos, tienen asidero dentro de una lógica elemental, que es comprensible siempre y cuando esté enmarcada dentro del razonamiento humano en una sociedad que se alía a los ideales que más se asemejen o sientan que defienden sus intereses. 

Sin embargo se corre el riesgo de llegar al límite de la tolerancia, cuando surge el enfrentamiento de palabras donde se vulneran hasta aspectos familiares donde prevalece un discurso que desdibuja la imagen de quienes han sido elegidos para ser nuestros líderes y regir los destinos de una sociedad.

El discurso político, debe de ser una herramienta inteligente para la construcción de consensos. La sucesión de palabras y comportamientos de un líder pueden crear apatía sino se direcciona un mensaje conciliador, con una lógica dosis de inteligencia y respeto. 

El discurso disociador, arremetedor, insultante, genera una corriente de energía negativa que atenta contra el autoestima y confianza de una comunidad. Cómo entonces pretendemos promover una concienciación ciudadana sobre un tema lacerante como la violencia?, cuando quienes deberían ser ejemplo en una sociedad acuden al insulto, la confrontación y hasta el irrespeto al ente edificador de sus propias familias.

“Las palabras de la sabiduría están cerradas excepto para los oídos del entendimiento”, por el bien de Galápagos que fluya el diálogo y la razón, porque es probable que mientras los gatos se pelean, los ratones se aprovechen y se lleven el queso.

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