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Islas Galápagos-Ecuador

Anécdotas del café y salprieta con el “Patroncito”

Anécdotas del café y salprieta con el “Patroncito”

Por: Adriana Meza Vera 

TWITTER: @AdrianaMezaV

El calendario transcurria en 1992, cuando una lancha de fibras de esas pesqueras piloteadas por “Caneja”, que servía de cabotaje entre Puerto Ayora e Isabela, nos conducía hasta Puerto Villamil.

Luego de una espectacular travesía, arribamos al muelle rústico del malecón, donde era común la presencia de isleños para ver quienes llegaban. Desde el malecón se lograba divisar la Tortuga Pepinera, reconocido restaurante de la época por la exquisitez de la comida manabita y punto de concentración, desde el ciudadano común, hasta connotados periodistas y ministros de Estado. Basta con decir que hasta nuestro orgullo manabita, Carlos Vera Rodríguez, ilustre periodista, ex Ministro de Turismo y Comunicación, se había deleitado de los secretos de la cocina de Rosita Solórzano.

Una amplia cancha a la intemperie en donde ahora es el parque central servía de escenario para la práctica deportiva de los jóvenes. Era común la presencia de Tony Raspado, de los que los muchachos llamaban el “Zapatón” (Pablo Gordillo) y más de la gallada, que se concentraban en el viejo árbol de la esquina.  Era común viviendo su mundo loco egocéntrico común de los artistas con su larga melena y su pronunciada nariz, a Eduardo Abudeye, siempre rebelde en las causas más comunes y no fue luego casual su vinculación como dirigente pesquero artesanal y cuando aparecía de algún submundo todo rayado de Henry Segovia.

Desde la acera de su local, Don Soto, simplemente observaba la esporádica presencia de afuereños, todos se conocían y todos sabían cuando había la presencia de un extraño en el lugar.

Allí estaban los jóvenes de aquella época: Vanesa, con quien de vez en cuando compartíamos una plática, por las noches era común verla a Leticia sentada en una hamaca en la acera de la casa del “Viejo Cholo”, frecuentada por la “muñeca”, quien luego se convirtió en su esposo.

Cerca estaba la casa de “Mamita Fela”, como le decían sus allegados, quien elaboraba unas hermosas almohadas. Se trataba de una mujer carismática, de una carácter liviano, cariñosa, amable.

Poco a poco iba indagando en los personajes más conocidos del momento, que aportaran con historias y anécdotas de Isabela. Saltaban nombres entre la reducida población, entre ellas de Isabelita.

Ya tenía previsto visitarla, pero el encanto del mar me seducía. Pensaba que había tiempo para hacerlo que en uno de esos días. Cuando retornaba de la playa, había un grupo de gente amontonada aguardando en su pequeña vivienda de la avenida Antonio Gil. Isabelita Delgado, había muerto. Sentía que había perdido la oportunidad de conocer a quien se mencionaba era pariente del General Eloy Alfaro Delgado, nuestro más insigne héroe manabita.

Tenía asidero su vinculación, pues su esposo Serapio Jaramillo, había sido parte de la afamada revolución alfarista, según la historia. Y había decidido separarse de las filas militares para llevar una vida familiar con su amada Isabel. Serapio Jaramillo, acentuó su apellido en esta isla, donde hoy prevalecen sus descendientes.

Sabía que no debía perder la oportunidad para seguir conociendo a más personajes, y no dudé en visitar inmediatamente a otro de aquellos preciados ciudadanos de la época, entonces recurrí hasta una modesta vivienda a poca distancia de la playa, rodeada de palmeras de las cuales pendía una hamaca. El ladrido de un perro advirtió mi presencia. Pronto aparecía aquel hombre con su camiseta blanca remangada, pantalón café  y descalzo.

Tras presentarme dejó inmediatamente expresar en tono de emoción: ¡No lo puedo creer!.. Solo basta con sea manaba y sobrina de mi Rosita, para que me caiga tan bien…”. Una amplia sonrisa y un sincero estrechón de mano, me recordaba la particularidad del campesino manabita, mientras aceptaba una invitación a una taza de café para compartir con el más nombrado personaje de la población. 

FRECUENTADO POR PERIODISTAS E HISTORIADORES

Era el más frecuentado por periodistas e historiadores. No era la única como una adolescente común la que buscaba entablar un diálogo con él, en esos días también lo buscaba Renato Ortega, quien integraba el grupo de Productores Independientes junto a Freddy Elhers y otros connotados periodistas.

Resultaba curioso, pero entre aquellas anécdotas, el “Patroncito”, comentaba la presencia de unos chinos que buscaban tesoros, y según relataba habían monitoreado en su vivienda con aparatos especiales que indicaban la presencia de “tesoro” en el lugar.

Esa era una de las tantas vivencias que compartía “Patrón Murillo”, y que llamaba la atención de más de uno, entre ellos el “Pato Franco”.

Con picardía asintiendo la cabeza, comentaba los “chances” que ocurrían a partir de la hora que se iba la luz. Donde el sonar del ripio delataba el encuentro de los amantes. Época de la que se hablada de la presencia de duendes, las viudas del manto, y de la guerra con el diablo.

Un poco más allá de su vivienda se podía apreciar un sólido entorno en la familia Franco Guerrero, en el portal se reunía Don Misael junto a su esposa Angelita y sus hijos, quienes compartían más a diario con el Patroncito. 

Hablar con el Patrón, resultaba interesante no solo por su carisma y don humano, sino además porque tenía tantas experiencias que compartir. Desde su fuga por "error" humano que lo obligo a huir de su tierra natal Santa Ana en la Provincia de Manabí, hasta su vivencia como presidiario de la Colonia Penal.

La última vez que lo vi fue cuando compartía del entorno familiar de su hija Tina, en la vivienda del sector del embarcadero. Estaba allí un poco afectado en su salud. Era el rencuentro con una historia viviente. Una vez más nos sentamos para compartir de una taza de café, acompañada de plátano y  salprieta, delicia del desayuno manabita.

Ya para aquel entonces tenía que retornar para continuar mis estudios universitarios en la Facultad de Comunicación Social en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, tiempo después de ausentarme de Isabela, recibí una llamada en la que se me informaba que el Patrón Murillo había muerto.

Ese instante me embargó un extraño sentimiento por quien anhelaba visitar la tierra que lo vio nacer. No me hubiera imaginado, si esto hubiese  ocurrido, los sentimientos que entrañarían serían sin dudas los que embargan a todo manabita, que por una u otra razón tienen que abandonar esta amada tierra, y que en cualquier lugar se llevan consigo rebasando las fronteras, el orgullo de ser manaba.

RECONOCIMIENTO A LOS “MAESTROS DE LA VIDA”

No sabía en aquel entonces, si por conocimiento, admiración o simple curiosidad, me gustaba entablar el diálogo con personas de avanzada edad. Hoy he comprendido que simplemente esta inclinación es un homenaje  a la sabiduría y la experiencia. 

Me permito hacer un paréntesis para celebrar a quienes son un cofre de sabiduría. Resulta lamentable que muchos jóvenes desperdicien su tiempo en cosas superfluas y no dediquen al menos una milésima de su tiempo para compartir las anécdotas de quienes han vivido un cúmulo de experiencias. Porqué las mentes occidentales, no pueden superar a las orientales?, y valorar los años de experiencia de quienes se podría considerar verdaderos “maestros de la vida”

Como ser racional y que sé reconocer el valor de las personas, quiero además agradecer a Don Rodrigo Cisneros por ser una de aquellas personas por las que guardo profunda admiración y respeto, al igual que Don Jacinto Gordillo, Don Jorge Suárez, Don Jaime Morales Pólit y decirles que nunca está de más expresarles mis más sinceros agradecimientos por la oportunidad del diálogo, del abrazo, el estrechón de manos, de una sonrisa amable, de compartir sobretodo vuestras experiencias, y contribuir con todo aquello a mi crecimiento personal.  Desde ya los nombro “Maestros de la Vida”

 

3 comentarios

patricia padilla -

hermosos valorar a nuestros ancianos, cuyas experiencias nos muestran lo vivido, lo sufrido, lo gozado de la fructifera aventura de ser un verdadero ser humano.

Flor Viviana Naranjo Freire -

Extiendo mi profundo agradecimiento a usted por haber plasmado en estas líneas a las personas que hicieron patria en mi tierra, en esta tierra Galápagos, donde se decia que ningun ser humano prodria sobrevivir, pero que estos hombre y mujeres demostraron lo contrario y forjaron para el Ecuador una Provincia más. Hoy me ahoga un profundo resentimiento al saber que los pocos pioneros que aún siguen con vida ninguna autoridad nunca se ha dignado en rendirles un homenaje formalmente. Hoy aquellos viejos han sido olvidados, aquellos seres humanos que representan nuestro patrimonio vivo se está extinguiendo… Dejo a consideración estas líneas a cualquier autoridad, entidad u organismo, con el fin de que se manifieste "hoy" porque mañana seguramente será tarde.

Antonio Gil -

Bonito relato felicitaciones guapa, siga adelante